Llegó el ocho del ocho, jueves noche, y por fin celebramos el I Torneo de Verano del Club. No teníamos muy claro si iba a ser un torneo privado o público, pero de pronto las inscripciones se dispararon y el torneo comenzó con cuarenta jugadores. De entrada, la noche acompañó. Para seguir, en la Asociación de Vecinos San José Obrero se portaron de dulce, y dejaron que ocupáramos todo el local. Esto produjo algo curioso. El torneo se celebró en dos habitaciones, una amplia en la que pudimos colocar los tableros de tres en tres (el número clave de la supervisión arbitral) y otra en la que se quedaron las cinco primeras mesas. Esto quiere decir que al subir en la tabla uno no sólo subía de mesa, sino que cambiaba de habitación. Los sospechosos habituales, por tanto, empezaron arriba y se quedaron arriba, jugando las partidas clave y alejados del resto de jugadores.
Había ambiente de torneo, la verdad. El ritmo era a 8+3 pero la gente movía rápido, como si estuvieran jugando a tres minutos. Competían muchos jóvenes de los clubes, que eran a los que casi siempre sobraba tiempo; pero arriba se lo estaban tomando muy en serio. Eduardo, por ejemplo, hizo un torneo brutal. «Justo cuando no vale para elo», decía. Y tenía razón, porque es que jugó a casi 400 puntos por encima de su rating, con una performance de 1618 y victorias sobre un 1807 y un 1968. Enhorabuena, Edu, eres un fenómeno. Eduardo quedó campeón sub 14, pero realmente quedó octavo en la general.
Las primeras rondas tuvieron los resultados más o menos predecibles, salvo unas tablas inesperadas entre Antonio Campos y Javier Martín Sánchez, otro sub 14 que hizo un torneo magnífico, y afrontó con una enorme sangre fría su partida con Campos, ya en apuros de tiempo. Hasta que llegó la ronda cuatro, en la que se enfrentaron Rioboo y Bernardo, los dos cabezas de lista y tal vez la partida que más observadores atrajo.Esta era la partida del morbo, la verdad, porque todos queríamos ver cómo de fuerte estaba Rioboo después de dos años por ahí en Canarias, sin jugar y terminando el máster de astrofísica. Rioboo está fuerte. Cinco y medio de seis, con unas tablas finales con Ceballos para asegurarse la victoria del torneo. Aquí el final de torres, a ritmo de Blitz:
Bernardo quedó segundo y Antonio Marañón, tercero. También hizo un muy buen torneo Gerardo de Vries, que puntuó con cuatro puntos, al igual que Adrián Pérez, del Fuensanta, y Juan Guillermo Pérez Jurado. Juan José Serrano, que remontó con dos victorias en las últimas rondas, cerraba con Ríos el grupo de jugadores con cuatro puntos. Con 4 y medio terminaron Carlos Ceballos y Carlos Torres. Torres actúo muy por encima de su elo, ocupando la sexta posición pese a partir como 26º por orden de fuerza. Ceballos, con mejor desempate que Torres, sólo cedió medio punto ante Rioboo y un punto ante Bernardo. Dicho de otro modo, sólo no ganó al enfrentarse a los dos primeros del torneo.
Como decíamos, había ambiente. Y jaleo. Dice mucho de los participantes que no abandonen el torneo al jugar la última partida, y hagan acto de presencia en la entrega de premios. Esto es una ley no escrita: hay que quedarse a aplaudir al vencedor, porque se lo merece. Y vaya si aplaudieron. A todos los ganadores, que recibieron unos azulejos pintados a mano por Pepe Trujillo.
La clasificación completa, y la evolución del torneo ronda a ronda, puede verse en chess-results.
Los premios se repartieron así:

Campeón del torneo Álvaro Rioboo, subcampeón Bernardo Cesar y tercero Antonio Marañón.
Campeón veterano Antonio Campos, subcampeón Antonio Ríos y tercero Gerardo De Vries.
En la categoría sub 18 el campeón fue Carlos Torres y subcampeón Javier Martín.
En la categoría sub 14 el campeón fue Eduardo Cesar y subcampeón Raúl Prats.
En la categoría sub 10 la campeona fue Elena Martín y subcampeón José Ángel Portero.
Los premiados por tramos de elo fueron en menos de 1600 Adrián Pérez, menos de 1400 Pedro Manuel Navarro Sánchez, y menos de 1200 Fernando Rafael Martín.
Una buena noche para el ajedrez, ya estamos montando la próxima.





